lunes, 23 de junio de 2014

TIERRA




Nadie me dijo nunca,
¡qué la quisiera!

Ni sabia, de sus cumbres,
 de sus laderas.

De la luz que en sus fuentes,
 el agua lleva.

Del calor de sus gentes,
 de sus maneras.

Porque siendo muy niño,
¡ me fui de ella!

Me pregunto, el cómo,
 de que manera.

Tengo el alma mordida
 por esa tierra.

Como voz de una madre
 que dentro suena.

Mi pecho se emociona,
si  hablan de ella.

Y es que  igual que una madre,
 la tierra deja.

Su impronta en tus genes,
en tus maneras.

Memoria de tus gentes, de sus raíces,
 de lo que eran.

Legado de esa tierra, donde viste,
la luz primera.

¡Tengo el alma mordida! de amor,
 a una tierra.

Muchos hombres y mujeres,
Soñaron en ella.

¡Fue en un pueblo pequeño,
 dónde naciera!

 En mis genes su historia,
¡ me atan a ella!


                                          Antonio Villegas Martín