Tengo yo una chiquilla,
más bonita que un rosal.
Que con seis primaveras,
está aprendiendo a bailar.
Con los sones de una tierra,
que yo tenía olvidá.
Son acordes de alegría,
de color y libertad.
Cuando levanta las manos,
¡hay que bonita que está¡
Bailando por sevillanas,
con la cara iluminá.
Su madre le va marcando
los pasos que tiene que dar.
Ahora se miran y ríen,
ahora la vuelta se dan,
para mirarse de nuevo,
con la cara iluminá.
Alegrías de una tierra,
que yo tenía olvidá.
Antonio Villegas Martín
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