En los pueblos de Navarra
cuando pases por allá
de todo lo que te ofrezcan
nada dejes de probar.
Ya que es tierra generosa
que sabe recompensar
el cariño y la entrega
con que la saben tratar.
De sus campos finas hierbas
y hortalizas te darán,
ataviadas con tanto esmero
que a gloria te ha de tocar
el campanar de
tu boca
cuando las quieras
probar.
De sus corrales ternera,
pollo, pichón, o lechal
que también es milenario
el trato que le saben dar.
Y como postre cuajada
queso Idiazabal o Roncal,
da lo mismo lo que elijas
rico bocado será.
Y entre bocado y bocado
¡Buena charla!
Y trago de vino
echarás
como hacían nuestros ancestros
para la vida alargar.
Porque el vino es fuente de vida,
es principio y es final.
Con el brindan
cuando nacemos,
cuando aprendemos a amar,
cuando vamos a la guerra,
cuando firmamos la paz.
El vino es
sangre de tierra
que el universo nos da
para hermanar nuestras almas,
para enardecerlas más.
En Navarra el vino tiene
siempre un ingrediente más
agua, tierra, sol y cepas,
tiempo y roble al reposar;
y el cariño que le echan
sus gentes en lo demás.