En las noches de verano,
cuando
lucen las estrellas,
bajo su manto de hechizo
de inmensidad y belleza.
¡Rinde el guerrero su espada!
¡Blande su fuerza el poeta!
Y
en mi alma de recuerdos
conmovida de grandeza.
Crecen
ramos de colores
de
ternura y de belleza,
y casi
sin darme cuenta
mi
mano tu mano aprieta.
Hijos
de las luces somos
aunque
vayamos a ciegas
por
senderos de tinieblas.
¡Lástima
que no sepamos
mirar
al cielo y verlas!
solo
tienes que saber
que
formas parte de ellas.
En
las noches de verano
cuando
la luna duerme,
y el
viento limpia el cielo
de
lágrimas que la mar vierte.
Siempre
brillan las estrellas
para
todo aquel que sepa
parar
y mirar a verlas,
su alma brillará al unísono
ya
que somos hijos de ellas.
Antonio
Villegas Martín
24/08/09
Hijos de las luces somos
ResponderEliminaraunque vayamos a ciegas
por senderos de tinieblas.
¡Lástima que no sepamos
mirar al cielo y verlas!
solo tienes que saber
que formas parte de ellas.
El poema entero es toda una belleza y estos versos que señalo me parecen sublimes. Te felicito de nuevo, Antonio. Gracias por compartir tanta belleza.