sobre estos campos de Dios,
busca la luna un lucero
que en el azul se escondió.
El viento peinaba espigas,
entre amapolas en flor,
y un ruiseñor trina y canta
entre las zarzas de olor.
Mi alma sueña las risas
del niño que la habitó,
y mis dedos acarician
la mano que ella tendió.
En esta tarde de mayo,
sobre estos campos de Dios,
en la tierra es primavera
y en mi corazón tu amor.
Antonio Villegas Martín
Mayo de 2014