Tras de los cristales hoy juegan los niños
pintando inocencias.
Mientras los demás mirando tras ellos,
contamos ausencias.
¡Siento! una pena que me ronda el alma.
¡Tengo! un grito anudado en la garganta.
Un dolor que me rompe el sentido.
Un silencio de muertos, una sombra,
una culpa impotente que roe mi calma.
¡ En mi mente! un murmullo dicta la consciencia,
¿ Que habremos hecho los humanos para merecer
esta enmienda?
¡Hoy! me falta libertad y me sobra tristeza.
¡Tengo! un deseo de amor sin freno ni rienda.
Antonio es precioso este poema, un poco triste. Precisamente vivimos unos días donde hay más dolor por este maldito virus.
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