yo me asomé a la ventana,
con los besos que me diste,
te hice un ramo de guirnalda.
La Luna la más bonita,
entre nubes se asomaba,
desde sus ojitos claros,
dos lagrimitas rodaban.
¡Ay¡ mi lunita preciosa,
¡Ay! mi carita plateada.
cuéntame lo que te pasa,
que tu tristeza me mata.
En estas noches de agosto,
de cielo y estrellas claras,
me acuerdo de Federico,
cuando paso por Granada.
De su talle de maíz,
la alegría de su cara,
los versos que me escribía,
y los gitanos bailaban.
¿ Dónde mi amor estará ?
con su carita asustada,
el era como un chiquillo,
de ternura desbordada.
¡Quiero tenerlo en mis brazos!
¡Quiero cantarle una nana¡
que no mueran más poetas,
como el poeta de Granada.
¡Ay! mi carita preciosa!
¡redondita y plateada!
la torpeza de los hombres,
solo un milagro la cambia.
Vente con migo a mi alcoba,
quédate aquí en mi cama,
que mientras regresa el día,
yo te cantaré poemas,
De Federico García
el poeta que te amaba,
que cuando yo era pequeño
mi abuelo ya me los cantaba.
te hice un ramo de guirnalda.
La Luna la más bonita,
entre nubes se asomaba,
desde sus ojitos claros,
dos lagrimitas rodaban.
¡Ay¡ mi lunita preciosa,
¡Ay! mi carita plateada.
cuéntame lo que te pasa,
que tu tristeza me mata.
En estas noches de agosto,
de cielo y estrellas claras,
me acuerdo de Federico,
cuando paso por Granada.
De su talle de maíz,
la alegría de su cara,
los versos que me escribía,
y los gitanos bailaban.
¿ Dónde mi amor estará ?
con su carita asustada,
el era como un chiquillo,
de ternura desbordada.
¡Quiero tenerlo en mis brazos!
¡Quiero cantarle una nana¡
que no mueran más poetas,
como el poeta de Granada.
¡Ay! mi carita preciosa!
¡redondita y plateada!
la torpeza de los hombres,
solo un milagro la cambia.
Vente con migo a mi alcoba,
quédate aquí en mi cama,
que mientras regresa el día,
yo te cantaré poemas,
De Federico García
el poeta que te amaba,
que cuando yo era pequeño
mi abuelo ya me los cantaba.
Antonio Villegas Martín.