es pequeñito y modesto.
Tiene dos rosas de azul,
en un barandal que es de hierro.
Y alguna otra macetilla,
con florecillas del tiempo.
Luce sobre una colina,
donde libre juega el viento.
Cuentan que su dueña tiene,
una maquina del tiempo,
que con un solo suspiro,
inmortaliza el momento.
Sale el sol cada mañana,
frente al lugar que les cuento.
Pintando de mil colores,
los amaneceres nuevos.
Luego, en la noche la Luna,
pasa con pasito lento,
para aparecer radiante
en su foto de blanco y negro.
Más, ¡Más allá! Tras de la Luna,
donde se termina el cielo.
Hay un pulsar, que al compas,
canta su mensaje al tiempo.
¡Es un mensaje de amor!
Es, ¡Carolina te quiero!
¡Por tu cuerpo de chiquilla!
¡Por las puntas de tu pelo!
¡Por el pañuelo de sueños
que te enredas en tu cuello!
Hay un sitio, aquí en mi pueblo,
es pequeñito y modesto.
Tiene dos rosas de azul
en un barandal que es de hierro.
Donde sale Carolina,
para extender sus sueños.
Mientras el cosmos admira,
la belleza de sus gestos.
Antonio Villegas Martín
Para Carolina Villarroya Valles. ¡Lucero de este universo!
15/01/24
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