Quizás me guarde el destino,
alguna amarga sorpresa.
También la tormenta troncha,
las flores de mi maceta.
Más yo, seguiré soñando,
el vuelo de la golondrina.
El rojo de aquel geranio,
que crece tras de la reja.
¡ Y que la muerte me atrape!
Sintiendo tú risa alada.
Oliendo una rosa fresca.

Antonio Villegas Martín
17/07/24
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