¡ Que suerte tuvo aquel junco!
de haber nacido en el rio,
donde el agua cristalina,
mecía su talle fino.
¡ Que suerte tuvo aquel junco!
de ser amigo del lirio,
el que pintaba de sueños,
las riveras del camino.
Que suerte la mariposa,
que va del junquillo al lirio,
mientras contempla sus alas
en el espejo del rio.
Que suerte la luna llena!
Y aquel lucero dormido,
soñando el canto del agua
oyendo el cri.. cri.. del grillo.
¡Que suerte tuve Pilar!
por haberte conocido,
entre la flor de tu verso
y tu alegre chascarrillo.
Se nota mañica brava.
Que fuiste hija del rio.
Tus ojos ahora son luz
de aquel remanso dormido.
Antonio Villegas Martín
13/01/25
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