Hasta el aljibe de los moros
yo me acerco cada día.
Mientras la brisa
fresca de la noche,
corre a esconderse del sol
que calienta el nuevo día.
Entre los junquillos verdes,
cantando su melodía,
un chorro de agua leve
en la balsa se perdía.
Incrementando el espejo
de agua tranquila y fría,
donde el sol viene a mirar
el dorado de sus pómulos
cuando llega el medio día.
Alondras y jilguerillos,
vencejos y golondrinas,
insectos de mil colores
beben y cogen arcilla.
Mientras llenan y colman
de color, y sonoros cantos
las zarzas de sus orillas.
¡Trocito de mar errante!
que de la tierra nacía.
El moro que te encauzo
que buena mano tenía.
Tu cauce cuenta su amor,
y tu canción su alegría.
¡Chorrito de agua leve!
Sonando de noche y día.
la alegría de la vida llevas
en tu melodía.
Antonio Villegas Martín
27/06/09 en Tamarite de Litera (Huesca)
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