viernes, 16 de agosto de 2024

El TREN DE MONTAÑA

Relato corto




El pequeño tren turístico,  serpeaba lento por las montañas, descubriendo en cada curva nueva, un paisaje más espectacular que en la anterior. El color azul intenso del cielo, y el verde inusitado de prados y arboledas, contrastaban  con el blanco de las nubes que moteaban el cielo, ¡Sencillamente, era, un paisaje de sueño!

Los niños, puestos de rodillas sobre las banquetas de tren, miraban por las ventanillas: Vacas, Ovejas, Caballos, Cabras, y todo tipo de fauna que pastoreaba o volaba por aquellos prados.

Nosotros, ocupábamos dos zonas de asientos del vagón, el resto  otras parejas, con niños también, que a igual que  nosotros querían disfrutar de aquella estimulante excursión.

Yo permanecía sentado en uno de los asientos pegados al pasillo, permitiendo así, que los niños pudiesen  mirar por las ventanas.

De repente el tren hizo un frenazo brusco, y una de las mochilas que estaban colocadas frente a mi, en el pescante superior, cayo, Yo instintivamente di un salto cogiéndola al vuelo, al mismo tiempo, note que unas manos se aferraban por detrás a mi cintura, al girarme unos ojos vivos pero a la vez serenos me miraban, fue apenas un segundo, luego una risa alegre, casi una carcajada. ¡Menuda tortilla íbamos a liar!  ¡dijo!

Era la mujer de una de las parejas que al igual que nosotros hacían la excursión. 

Su marido se acerco de seguida, cogiendo la mochila para volverla al pescante " perdona me dijo los niños la pusieron mal" ¿estáis bien? si.. si.. le conteste no ha pasado nada... Carmen mi pareja también me miro diciendo lo mismo, yo le conteste levantando el pulgar.

El tren, reanudo la marcha de seguida, pues al parecer una oveja estaba en la vía, y ese fue el motivo de la parada ligeramente brusca. El resto del trayecto, transcurrió presidido por la belleza y la singularidad de aquel paisaje, aunque a mí me quedo en la mente aquel segundo de su mirada.

Casi aviamos llegado a la parada final, para apearse del tren, ellos, se levantaron primero, yo esperaba sentado, que el pasillo quedara despejado, mientras, miraba la puerta de salida del vagón, entonces ella antes de bajar levanto  sus ojos buscándome, y nuestras miradas se cruzaron de nuevo, quedando selladas por una sonrisa. 

Mas tarde en el campin tras la cena Carmen me dio un beso mientras decía. ¡ Que día tan bonito! ¿verdad? sí.. le conteste Yo...

Luego... A solas, revise todas las fotos de mi cámara, por si por casualidad, en alguna salía ella. 


Antonio Villegas Martin,

16/08/24    

 

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