¡No! no me gusta el lamento,
que susurra el silencio,
cuando todos se marchan,
y yo me quedo atrás.
Como naufrago herido,
aferrado a una tabla...
Y la vida oscurece,
mientras todo se va.
Un silencio de nombres,
ha ocupado el espacio,
donde antes los sueños
aprendían a volar.
Las palabras que mueren
sin ser pronunciadas.
Los deseos que se pierden,
sin llegar a brillar.
Soy un rio de nada.
Un inmenso erial.
Soy, el árbol maltrecho,
que sobre el lodo está.
¡Cuando luzca la luna,
por los altos andamios,
en las noches más cortas,
de verano y calor!!
¡Cuando vuelva la tarde,
a dormirse en mis labios!
¡Y yo añore sentirme,
protegido en tus brazos!!
¡Cuando diga tu nombre,
a la noche callada!
¡Cuando sueñe tus besos,
y recuerde tu amor!!
Habrá, un soplo de brisa,
que destierre al silencio,
que recorra mi cuerpo,
desde mi corazón.
Es, la fuerza, la magia...
que habitaba en tu voz.
¡Son, tesoros del un alma,
que el agua no arrastró!!
Por el parque... "en mi mente",
¡El que alumbra la luna!
veo parejas cogidas,
como hacíamos tú y yo.
Y un perfume de azahares,
va llenando el silencio.
Mientras brota el naranjo,
y el rosal hecha flor.
Antonio Villegas Martín
01/12/24
Guauuuuu que bonito Antonio,
ResponderEliminarSonrisa
Muchas gracias Cris, es muy grato recibir comentarios de personas que leen mucha poesía.
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