Yo no quiero perder, de tu mirada,
la alegría eterna, desbordada,que derrota la tristeza, arraigada,
en mi alma, solitaria, despoblada.
No me prives de tus ojos misteriosos,
aunque puedan herirte mis abrojos.
Ellos saben la ternura de otros ojos,
henchidos de crueldad y cielos rojos.
Cien caminos, solo uno verdadero.
Que me lleva hasta ti, hasta tu seno.
Brotando de mi boca un ¡Te quiero!
Que mi alma ya cultiva !Rosaleda!
de alegría, y belleza, ¡Sosegada!
Donde tú cargues la luz de tu mirada.
Antonio Villegas Martín
02/10/23
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