Eran las tardes de julio,
verano de la inocencia.
Con el cantar del arroyo.
Con el cantar del arroyo.
En el nido, la cigüeña.
Una mirada furtiva,
senderos de la alameda.
Sin apenas nada más,
tus ojos tu silueta.
Eran las tardes de julio,
verano de la inocencia,
¿ Que mago sembró la tarde,
de campanillas y estrellas?
En la noche de Santiago,
lucía la Luna nueva.
Mientras los chopos saetas
señalaban las estrellas.
Todo mi mundo era verla,
como encontrarme con ella,
¿Irá esta tarde ella al rio?
¡Que larga se hizo la siesta!
¿ Quien pone puertas al viento
en su elegida senda?
En el baúl del recuerdo,
dos miradas que se encuentran.
¡Siguen tus ojos sembrando,
las letras de mis poemas!
Antonio Villegas Martín
25/7/23
Una mirada furtiva,
senderos de la alameda.
Sin apenas nada más,
tus ojos tu silueta.
Eran las tardes de julio,
verano de la inocencia,
¿ Que mago sembró la tarde,
de campanillas y estrellas?
En la noche de Santiago,
lucía la Luna nueva.
Mientras los chopos saetas
señalaban las estrellas.
Todo mi mundo era verla,
como encontrarme con ella,
¿Irá esta tarde ella al rio?
¡Que larga se hizo la siesta!
¿ Quien pone puertas al viento
en su elegida senda?
En el baúl del recuerdo,
dos miradas que se encuentran.
¡Siguen tus ojos sembrando,
las letras de mis poemas!
Antonio Villegas Martín
25/7/23
Leyendo tus poemas , uno puede desear volver. Angeles.
ResponderEliminarMuchas gracias Ángeles 😊
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